-Generalidades de la dermatitis atópica-
El estilo de vida occidental, el aumento de la
edad materna, la contaminación ambiental, el tabaquismo materno, la migración
de áreas rurales hacia centros urbanos o los cambios ambientales que están
sucediendo actualmente, así como la exposición temprana a pólenes, ácaros y
demás alérgenos están contribuyendo a que la dermatitis atópica cada día
adquiera más importancia dentro de nuestra sociedad. Aunque actualmente no disponemos de datos definitivos sobre la
incidencia y la prevalencia real de la dermatitis atópica en España, sí hemos
podido documentar un aumento considerable, de hasta tres veces los casos de
dermatitis atópica en nuestro país en las últimas décadas.
¿En qué consiste la dermatitis atópica?
Es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel
que cursa con periodos de mejorías y empeoramientos.
Se caracteriza por presentar la piel seca,
descamada e irritable. Las personas que la padecen principalmente presentan
prurito y eccemas en la piel (sobre todo en las zonas de flexión de las
articulaciones).
Suele ocurrir en algunos pacientes con dermatitis
atópica, un círculo vicioso que
empeora los síntomas. Como la piel está muy seca y por lo tanto pica, la
persona tiende a rascarse y es éste rascado el que lesiona aún más la piel
haciéndola más vulnerable a agentes irritantes y bacterias por lo tanto se
incrementa el picor y la irritación desencadenándose engrosamiento de la piel y
eccemas.
¿A qué se debe?
Según un estudio, se ha observado que en 70-80%
de los pacientes que presentan la enfermedad poseen niveles elevados de IgE,
una sustancia relacionada con el sistema inmunitario implicada en los procesos
alérgicos por lo que es, en parte, responsable de algunas de los síntomas que
caracterizan la enfermedad.
Además la piel atópica presenta una menor
concentración de esa grasilla, imperceptible para nosotros, que cubre nuestra
piel y que sirve de protección por lo que la piel es más sensible a
irritaciones y se reseca con más facilidad.
Factores desencadenantes
-Factores ambientales: es uno de los factores más importantes a la hora de
afrontar éste problema ya que el frío y la sequedad ambiental pueden empeorar
los síntomas.
Lo mismo pasa con algunos alérgenos presentes en
el aire ó en algunas fibras textiles como la lana, entre otras.
Asimismo, algunas sustancias presentes en nuestra
vida diaria pueden desencadenar también la agravación de los síntomas ó las
recaídas como son el agua caliente, el jabón, toallas, esponjas, aguas de
piscina (desinfectantes, cloro, pH elevado…)
-Alimentos: sobre todos
aquellos que producen alergias como el huevo, la leche, el trigo…
-Factores emocionales: el estrés ó algunos estados emocionales pueden actuar como
agravante de los síntomas.
¿Cómo se trata?
Cuando aparecen los brotes el tratamiento de
elección es:
-Corticoides tópicos: son muy eficaces y actúan de forma rápida sobre la
inflamación y el alivio del picor pero hay que tener cuidado ya que su uso
prolongado puede producir atrofia cutánea.
-Inhibidores tópicos de la calcineurina: poseen acción inmunosupresora y sus efectos son más
eficaces frente a los corticoides, además no producen los efectos secundarios
que éstos últimos sí. El principal inconveniente es que su uso ha sido asociado
a la aparición de cáncer de piel y linfoma en algunos pacientes por lo que se
deben usar con precaución y no usarlos como productos de primera línea.
-Antihistamínicos orales: para reducir en cierta medida el prurito, además se usan
para ayudar a mejorar el sueño cuando el picor no deja dormir.
-Antibióticos orales: para casos en los que el rascado ha producido lesiones que
se han sobreinfectado.
Prevención
-Higiene diaria: se
aconsejan los baños frente a las duchas y que éstos sean lo más cortos posibles
y con agua fría ó templada.
Usar geles sin jabón y cuya composición sea adecuada
para dicha enfermedad, es decir, que no contengan detergentes, colorantes,
conservantes ni aromatizantes.
El secado tras el baño debe hacerse con toallas
de algodón (que no hayan sido lavadas con suavizantes) y debe secarse sin
frotar.
Tener en cuenta que el sudor puede irritar la
piel, por lo que es importante limpiarla después del ejercicio físico.
La higiene de las uñas es de esencial importancia
ya que el rascado puede producir heridas e infecciones si las uñas están largas
o sucias.
Se debe usar ropa de algodón al igual que las
sábanas.
-Hidratación: es de
suma importancia usar lociones y cremas hidratantes para evitar que la piel se
deshidrate y que nos ayude a proteger la barrera cutánea. Es preferible usar
cremas específicas para dermatitis atópica que no posean aromas, conservantes y
colorantes para reducir al máximo la irritación.
-Fotoprotección: aunque el sol y el mar puedan mejorar los síntomas de la dermatitis atópica es conveniente proteger la piel y limpiarla después para eliminar los restos de sal, arena, cloro y aplicarse un producto para después del sol que nos hidrate y repara cualquier daño que haya podido producirse.
Como hemos hablado al principio del post, en la actualidad la dermatitis atópica está alcanzando gran importancia ya que cada vez son más los casos de personas que la padecen… desde bebés hasta adultos. Su tratamiento no la cura si no que calman los síntomas que produce pero, para mejorar la calidad de vida de los pacientes, lo mejor es llevar a cabo medidas preventivas para evitar que aparezcan brotes agudos y recaídas.
Biografía:
Revista “el farmacéutico.es profesión y cultura” nº522
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